martes, 15 de septiembre de 2009

* Punto en el aire

¿Por qué este nombre? ¿Qué punto? Como sitio o lugar y, en el lenguaje arrabalero de mi ciudad, un modo de nombrar al varón, algo gil claro, o al tipo a secas, chabón, ñato, coso, fulano, ñorse, flaco, loco y apelativos por el estilo. En este caso, el punto viene a ser las dos cosas: un sitio o lugar y quien esto suscribe, yo. ¿Y qué aire? También un lugar, como fluido atmosférico del planeta, el cielo y, para los que así se lo creen, el ámbito etéreo donde flotan los ángeles, los santos y los premiados por la gracia de Dios. Y otro lugar, más allá de la mística o la física, sin tiempo ni fronteras, el intangible corral de los sueños, los deseos, los recuerdos y las fantasías de cada uno, trascendiendo la existencia física, y de los que entran al mismo ruedo, que son también quienes se asocian en construirlo a uno. Y un lugar no lugar, el imaginario campo de la virtualidad atiborrado de un tráfico incesante, la inagotable red radiotelevisiva e informática donde en un plieguecito a un costado figura este modesto blog, una de las perecederas huellas de mi propia sombra. En definitiva, una suerte de calesita dialéctica, que gira incesante, husmeándose la cola.

1 comentario:

  1. Hola Jorge!

    Me alegra que lo hayas materializado!
    Te mando un abrazo, Pilux.

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