jueves, 17 de septiembre de 2009

*Estrofasos de pebetas y percantas - MALENA

¡GRACIAS, MUSAS!

Percanta que me amuraste,
en lo mejor de mi vida,
dejándome el alma herida,
y espina en el corazón...
Pascual Contursi


A pocos se les ocurriría definir a los filósofos clásicos como machistas a pesar de que casi todos consideraron al hombre como la unidad humana, dejándole a la mujer un papel de humilde complemento, de actriz de reparto. Sin embargo, mucho más cerquita, nuestro tango ha venido sufriendo un sinnúmero de tendenciosos y despiadados ataques que lo ubican como el paradigma del machismo.

Si es cierto que la inmensa mayoría de los autores, compositores, músicos, cantores, historiadores, periodistas especializados, conductores de programas, comentaristas, editores, gerentes de programación, técnicos, etc., han sido y siguen siendo hombres, no es menos cierto que hay brillantes excepciones ¡caramba!

También es verdad que la temática de sus letras es, en su inmensa mayoría, mirada desde el hombre. Que, además, la mujer es en muchas de ellas amenazada, injuriada, desvalorizada, maltratada, subestimada... l

Pero ¿qué sería del tango sin la mujer?

Verdadero fin de sus afanes, de su amor, de su osadía, de su despecho, de sus desvelos, de su pasión, de sus curdas, de sus arrebatos, de su desesperación, de su ira, de su inspiración, de su machismo...

¡Qué solo y sin sentido, como pedaleando en el aire, se quedaría el tal machista sin su objeto predilecto!

¿Y entonces?

¿Quién es el que resulta un pobre sometido? ¿eh?

Noviembre de 1990

***

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